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Comparativamente hablando, los docentes de países desarrollados son usuarios familiarizados con el uso de recursos tecnológicos y generalmente no tienen reparo alguno en utilizar herramientas que les faciliten su labor y que mejoren su quehacer en el aula. En países en vía de desarrollo, no obstante, existe una marcada reticencia a utilizar la tecnología como parte de los recursos propios de un salón de clase. Esto se debe a que existen limitados recursos en muchas instituciones educativas en términos de hardware y conectividad (solo por nombrar dos aspectos) así que los docentes no tienen acceso a la tecnología o, si quieren usarla, deben adquirirla por sus propios medios.
Otro factor que incide en la resistencia de los docentes para utilizar tecnología en el aula es el tiempo. Se requiere hacer una planeación cuidadosa de los recursos que habrán de usarse en una clase dada y los profesores generalmente tienen poco tiempo de sobra para dedicarle al aprendizaje (para empezar) y al uso (en segunda instancia) de nuevos recursos tecnológicos.
En algunas regiones con problemáticas agudas de desigualdad social, desempleo y pobreza extrema, por ejemplo, no es posible poner los recursos tecnológicos a disposición de los alumnos porque las instituciones educativas son saqueadas y los mismos docentes son agredidos o amenazados en ciertos casos, para quitarles los computadores o aparatos tecnológicos de cualquier índole.
El períodico ELTIEMPO, en Bogotá, Colombia, en 2012, reporta cifras sobre amenazas a docentes en la ciudad, por ejemplo:
'161 docentes y directivos han sido amenazados en Bogotá': Alcaldía
Por: REDACCIÓN BOGOTÁ |
Cifras fueron entregadas en el último comité institucional de seguridad realizado la semana pasada.
El Secretario Distrital de Gobierno, Guillermo Asprilla, anunció que 161 docentes y directivos de colegios distritales han sido amenazados en Bogotá.
"Lo más preocupante es que las amenazas provienen de la propia comunidad educativa, es decir de estudiantes y padres de familia”, afirmó Asprilla.
El dato se conoce luego de las denuncias por amenazas de muerte a cinco rectores de Suba, quienes recibieron notas con intimidaciones a sus oficinas o casas.
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